Muchas veces nos perdemos en discusiones inútiles queriendo justificar nuestros actos o deseos o bien aceptando los argumentos lógicos de los demás para que actuemos conforme a lo que esperan.
Es algo bastante frecuente en la práctica y en el fondo carente de sentido pues la razón de cada uno puede ser distinta, pero a su vez nada tiene que ver con nuestro mundo emocional, de modo que de nada nos sirven razones propias o ajenas que en definitiva llevadas a la práctica nos hacen infelices.
Si tenemos claro lo que nos hace feliz debemos luchar por ello y no dejarnos manipular por argumentos propios o ajenos sobre lo que debe ser, pues los "debería"son una de las mayores fuentes de insatisfacción.
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